La historia de la gran mujer del heavy español
Azuzena Dorado irrumpió en el rock duro nacional en los 80, al frente de Santa, con latigazos, velocidad inédita y personalidad arrebatadora. Ahora se cumplen seis años de su muerte. Ésta es la historia de cómo esta heroína paso de las coplas al cuero, y de ahí a retirarse a un chiringuito de playa. Por Ivar Muñoz-Rojas
Azuzena, una dama rockera al frente de Santa.
20.000 almas abarrotan el Parque del Oeste en Madrid. Es 1986 y estamos en un festival con grupos de rock español. Una mujer de cuerpo fornido y actitud macarra sube con su banda al escenario. El público comienza entonces a provocar: “Que enseñe las tetas, que enseñe las tetas”. La desafiada no se deja intimidar y responde a sus incitadores: “¿Por qué me decís que saque los pechos y no le pedís a él que enseñe sus huevos?”. Él es Vicente Romero, conocido como Mariskal, presentador en este evento y gran propulsor del rock español (desde, entre otros, la veterana revista Heavy rock y el sello Chapa Discos). Ella era Azucena Martín-Dorado Calvo (Madrid, 1955), la gran cantante que dio el fértil heavy nacional de los 80. “Era la Wendy O’Williams española. No ha vuelto a haber una chica así en el rock nacional”, recuerda este veterano empresario de nuestra música, 25 años después. Esta semana se cumplen seis años del fallecimiento de esta potente cantante, con Azuzena Dorado por nombre artístico.
Azuzena fue la primera cantante de rock duro que se dio a conocer en este país. Y la única que despuntó en este fértil género, que tanto atronó, sobre todo desde la periferia madrileña, allá por los primeros 80. Al frente de la banda Santa su presencia fue un excepción en un entorno dominado por músicos masculinos. Los chicos la acogieron con actitud a veces expectante, otras protectora. “Nosotros, los rockeros, necesitábamos revelarnos contra todo. Y, por supuesto, también éramos anti machistas”, reflexiona sobre el curtido guitarrista Salvador Domínguez (Madrid, 1953), entonces en Banzai, formación de rock duro, coétanea y puntera.
Aunque Azuzena tampoco se dejaba acongojar. “Sobre el escenario tenía una personalidad arrebatadora. En un concierto salió con un látigo, dándolo contra el suelo, sin parar. Y en otro empezó a simular una felación con el puente de mi guitarra”, recuerda Jero Ramiro (Madrid, 1950), otro veterano de las seis cuerdas (ha tocado con Ramoncín, Ñu, Saratoga, y ahora se prodiga con Santelmo). Él tuvo mucho que ver con la introducción de Azucena en el olimpo del rock duro patrio. Porque los orígenes de ella poco tuvieron que ver con el heavy.
Un pasado folclórico embutido en cuero y con cinturón de balas.
Azuzena creció en un entorno más folclórico que rockero. Su madre, Conchita, fue jefa de las vedettes de un cabaret y por ella, de muy pequeña, la cantante de Santa entró rápido en contacto con el mundo de la coplas y los boleros. Ese legado ayudó, aseguró la fallecida cantante, para domesticar al público melenudo. Éste llegó a su vida en 1983, cuando crecieron sus inquietudes rockeras, entre trabajos fregando suelos y actuaciones en espectáculos de variedades. De día, buscaba grupo de rock en locales de ensayo; de noche, llamaba al programa de música El buho musical, presentado por Paco Pérez Brian y emitido entonces en Radio Juventud, para interpretar a Janis Joplin, en directo. Ahí fue donde se fijaron en ella Juan Luis Serrano y Fernando Sánchez, bajista y batería respectivamente, de Obús, banda puntera del heavy ibérico.
Tenía actitud, rabia cantando y carisma. La querían lanzar. Sólo había un pero: Chapa Discos, el sello con el que estaban abiertas las negociaciones, únicamente quería a una cantante solista en su escudería, Luz Casal.¿Solución? Formar una banda para Azucena, para lo que reclamaron los servicios del guitarrista Jero Ramiro. Santa (Viuda Negra en un primer momento) funcionó: sus temas Mis noches tienen rock and roll, Reencarnacióno Al lado del diablo se convirtieron en himnos del extrarradio, fue portada en revistas rockeras, pasó por televisión (su actuación en el célebre programa Tocata fue intensa)… El primer álbum de Santa,Reencarnación (de 1984), fue pionero en España del speed metal, el heavy más rápido y agresivo. Aunque el éxito para la banda fue tan veloz como su música.
Aquí puedes ver a Azuzena en acción, con Santa y el tema Mis noches tienen rock and roll, en su paso por elprograma de televisión Tocata
Creo que a ella se le hacía raro verse en revistas y descubrir, a la vez, lo complicado que era ganarse la vida tocando”, reflexiona, con perspectiva Jero, su compañero a la guitarra en Santa. Tras un segundo álbum con esta formación, No hay piedad para los condenados (de 1985), Azucena abandonó sus filas (su lugar fue ocupado por la argentina Leonor Marchesi). Y se lanzó en solitario, con La estrella del rock (de 1988): “Aquel primer disco en solitario iba en la onda de lo que entonces hacía Tina Turner. Su público era más duro y ahí perdió seguidores”, cuenta Alfonso Sánchez (42, Madrid), arqueólogo musical y coleccionista del rock duro patrio, además de asesor fiscal, que ha reeditado los dos discos en solitario de la cantante en su sello Leyenda Records. Azuzena perdió atención, medios e ilusión. Con los 80 agonizando, su carrera profesional en la música llegó a su fin.
Dejó los escenarios y decidió ir con su compañera sentimental a Alicante, donde se puso al frente de un chiringuito de playa (ya había probado suerte con la hostelería antes, con el bar El Infierno, en el madrileño Lavapiés). Allí, al pie del mar y rodeada de amigos, fue el único lugar donde se la pudo escuchar cantar de nuevo, en reuniones improvisadas. Pero tenía intención de volver bajo los focos. Santazucena fue el último proyecto musical que quiso poner en marcha: una revisión de los éxitos conseguidos dos décadas antes. Pero la enfermedad (muchos piensan que un edema pulmonar) se interpuso. La mañana del 31 de enero de 2005 su pareja se la encontró muerta, en su casa en el barrio madrileño de Argüelles.
Esta canción, Super star, es del segundo álbum en solitario de Azuzena, en el que recuperó la dureza de sus primeros éxitos.
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