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domingo, 31 de octubre de 2010

Las muertes mas absurdas del rock

publicado por rollingstone.es visitenlo jijij

Especiales REPORTAJE

Las muertes más absurdas del rock

El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, es jornada de visita a los cementerios. Con esta excusa, y destilando un poco de humor (negro), repasamos los fallecimientos más extraños de la historia del rock. Olvídate de sobredosis y pasotes de alcohol. Aquí se nos fueron por asuntos raros, raros. Por Tito Lesende



Las muertes más absurdas del rock

Conocemos (y hemos llorado) múltiples casos de rockeros fallecidos por sus excesos, por enfermedad o por decisión propia: siguiendo su propio guión. Los 10+1 expedientes que te presentamos a continuación, por el contrario, tratan de músicos talentosos que se fueron por accidente, muchas de ellas absurdas; tipos cuya muerte no contaba en las quinielas. Sus decesos se produjeron en circunstancias infrecuentes y nos hicieron exclamar: “Qué putada”. Aprovechamos el Día de Difuntos y nos tomamos una copa (de licor de calabaza) a su salud. Por los servicios prestados.

1. Sam Cooke (11 de diciembre de 1964. 33 años). El genio de la música soul había ido con una chica a una habitación de un motel de Los Ángeles (EE UU). Un rato después, ella salió de allí por patas con la ropa de ambos. Persiguiéndola, casi desnudo y hecho una furia, Sam entró en el despacho de la gerente, que, tras forcejear con él, le descargó su revólver en el pecho. Al llegar la pasma, la chica del ya difunto Cooke dijo que había querido violarla. El caso es que ella fue detenida tiempo después por ejercer la prostitución. Los fieles del cantante dicen que Sam estaba siendo víctima de un vulgar robo. Ya nunca lo sabremos.

Aquí tenemos al bueno de Sam haciendo suyo el Blowin’ in the wind, de Dylan:




2. Keith Relf, de los Yardbirds (14 de mayo de 1976. 33 años).

Fue voz principal de los Yardbirds y promocionó, como escuderos,

a sucesivos nuevos valores de las seis cuerdas:

Eric Clapton, Jeff Beck y Jimmy Page.

Aunque se le daba mejor la armónica, el propio Relf hacía sus pinitos con la guitarra.

clausurado el grupo, una noche bajó a su sótano a marcarse unos rasgueos.

habitación tenía una instalación eléctrica deficiente (carecía siquiera de toma de tierra)

y Keith, maldita sea,

murió electrocutado tocando su instrumento.

He aquí a Keith cantando Shape of things, uno de los clásicos de los Yardbirds,

con Jimmy Page a la guitarra:



3. Terry Kath, de Chicago (23 de enero de 1978. 31 años). Fue guitarrista y miembro fundador del grupo Chicago y su estilo, ya desde jovencito, fascinaba al mismo Jimi Hendrix. En una fiesta, comenzó a jugar a que se volaba la cabeza con armas de fuego. Mostró una pistola a los presentes (entre ellos, su mujer) y les enseñó el cargador vacío. Luego se la puso en la sien y, tras el clic, todos menos él pudieron constatar que quedaba una bala en la recámara.

Disfruta aquí con los guitarrazos de Terry y los Chicago atacando en directo su clásico 25 or 6 to 4:





4. Steve Took, de T. Rex (27 de octubre de 1980. 31 años). Fue fundador de T. Rex con el también fallecido Marc Bolan. Steve se ocupaba del bajo y la batería y Bolan de todo lo demás. Luego montaron una formación más amplia, pero Steve había sido expulsado, en 1969, por sus problemas con las drogas. Nunca dejó los malos hábitos, pero, lo que son las cosas: la muerte lo alcanzó al atragantarse con la pepita de una cereza que había en su cóctel.

A continuación, una muestra de la sociedad de Took y Bolan en los primeros y más lisérgicos Tyrannosaurus Rex, antes de abrazar el boogie:





5. Randy Rhoads, de Ozzy Osbourne (19 de marzo de 1982. 25 años). Murió jovencísimo, pero ya había dejado su impronta en el género metálico a través de su trabajo en Quiet Riot y, especialmente, en el arranque de Ozzy Osbourne en solitario. Precisamente con la banda de Ozzy estaba el día de su deceso. Parte de la comitiva viajaba por carretera a un festival en Orlando (EE UU) y Randy lo hacía, con otras dos personas, en una avioneta. El piloto, que iba algo perjudicado y con licencia caducada, empezó a hacer piruetas. A Randy le daba miedo volar y le habían prometido un paseo tranquilo por los cielos de Florida. Al piloto se le ocurrió acercarse al autobús donde viajaban Ozzy y los suyos, como para aterrizarle encima. Muchas risas. Pero un ala se enganchó con el techo del vehículo y la avioneta salió haciendo un trompo, estrellándose contra el garaje de una mansión cercana y entrando en combustión de inmediato.

Comprueba ahora cómo se las gastaba Randy con una Les Paul colgada al pecho:





6. Dennis Wilson, de Beach Boys (28 de diciembre de 1983. 39 años). El batería de los Beach Boys, hermano de Brian y Carl, era el único de la banda que realmente hacía surf. En 1980, navegando en su yate por el muelle de Marina del Rey (Los Ángeles, EE UU) y mosqueado con su pareja, comenzó a arrojar por la borda objetos personales. El día de Santos Inocentes de 1983, visitando el lugar con algunos amigos, se le ocurrió tirarse al mar para recuperar sus viejos recuerdos. El agua estaba fría como el hielo y él había comido y bebido. Dennis buceó y sacó una foto de su ex mujer. Salió por segunda vez y avisó de que se sumergía a por un cofre. Ya no salió nunca más. Dado su carácter cachondo, sus acompañantes pensaron (durante horas) que les tomaba el pelo. Días después le celebraron un entierro marítimo.

Por suerte, nos quedan piezas como este Forever para ponernos tiernos con la voz de Dennis




7. Stiv Bators, de Dead Boys y The Lords Of The New Church (3 de junio de 1990. 40 años). Líder de los Dead Boys y The Lords Of The New Church, Bators fue atropellado por un taxi cuando cruzaba una calle en París. Aparentemente, se encontraba bien, así que se negó a recibir atención médica. Murió durmiendo, varias horas más tarde, con una hemorragia interna importante y la satisfacción de ser el único líder de una generación no fallecido por sobredosis.

Aquí tenemos a los Dead Boys rockeando por los Stooges en 1977:





8. Steve Marriott, de Small Faces y Humble Pie (20 de abril de 1991. 44 años). Líder de bandas tan influyentes como los Small Faces o Humble Pie, Marriott tenía el reconocimiento de multitud de colegas; de Ozzy Osbourne a Keith Richards o los Kiss. La noche de su muerte, Steve venía de un vuelo intercontinental EE UU–Inglaterra. Quiso comprar tabaco de liar, pero en el aeropuerto no tenían y hubo de conformarse con una cajetilla cualquiera. Ya solo en su casa señorial (un edificio de madera noble construido en el S. XVI) de Essex, un poco colocado, prendió un pitillo y se echó en la cama. Cuando despertó, muy mareado, la habitación ardía y él se desmayó de nuevo por efecto del humo. Los bomberos sólo encontraron ceniza. Con su habitual tabaco de liar, probablemente se le hubiese apagado el cigarro al caer y Steve seguiría rockeando.

Como en este vídeo obtenido del cofre de los Humble Pie:



9. Randy California, de Spirit (2 de enero de 1997. 45 años). Guitarrista superdotado y fundador del grupazo Spirit, Randy publicó su primer disco con 16 años y pronto se hizo íntimo de Jimi Hendrix. Como él, se mudó de EE UU a Londres y allí mismo trató de suicidarse, en 1973, lanzándose al Támesis desde el puente de Chelsea. Por fortuna, fue rescatado del agua congelada. Lo que son las cosas: el final del músico llegó muchos años después, precisamente ahogado, al salvar a su hijo de 12 años de ser arrastrado por la corriente en la costa de Hawai.

Aquí, Randy recordando un clásico del repertorio hendrixiano:




10. Jeff Buckley (29 de mayo de 1997. 30 años). Hijo de Tim Buckley, héroe del folk-rock muerto también de modo prematuro (tuvo una sobredosis a los 28). Tras un aplaudido debut, Jeff estaba en Memphis (EE UU) a punto de grabar su segundo disco. Anocheciendo, le dio por zambullirse en un afluente del Mississippi. Entró en el agua vestido y cantando Whole lotta love, de Led Zeppelin. No era la primera vez que lo hacía, pero aquella noche fue arrollado por un barco remolcador. Seis días después encontraron su cuerpo.

Su acertada versión de Hallelujah suena aún mejor en estos momentos:

11. Mike Edwards, de Electric Light Orchestra (3 de septiembre de 2010. 62 años). Tocó el cello con la Electric Light Orchestra desde su primer bolo hasta que se cansó y dejó el grupo en 1975. Solía hacer estallar su instrumento en los conciertos. Últimamente daba clases de música y vivía solo y tranquilo en la campiña inglesa. Incluso se había recuperado favorablemente de un tumor en la sien. Pero un día aciago, conduciendo su furgoneta por una colina, fue a impactar con el vehículo una bala de heno de 600 kilos que rodaba monte abajo, aplastando toda la parte frontal. La suya fue una de las muertes más insólitas de la historia del rock.

En esta actuación de la ELO, Mike Edwards llevaba, como era habitual, pajarita, pelo corto y un aire excéntrico. Se le distingue de un camarero porque él, no lo olvides, tocaba el cello:





domingo, 24 de octubre de 2010

GUNS AND ROSES

Especiales REPORTAJE

La historia de ‘Appetite for destruction’, Guns N' Roses

Cinco chavales descarriados destrozan la antigua casa del astro del cine Cecil B. DeMille, se ponen hasta arriba de caballo y llaman marica a Paul Stanley, de Kiss. Y así se convirtieron en las últimas grandes estrellas del rock. Por Ivar Muñoz-Rojas



La historia de ‘Appetite for destruction’, Guns N' Roses

Axl Rose, desmadradísimo, en los primeros tiempos de Guns N' Roses.

Una sirena de policía suena a los pocos segundos de arrancar el disco Appetite for destruction (editado en julio de 1987). Y cuando quedan minutos para terminar el álbum se escuchan los gemidos desatados de una chica follando, los de la novia del batería de Guns N' Roses de entonces, Steven Adler. Pero a eso llegaremos más adelante… Entre medias se suceden 12 canciones con violencia, sexo, drogas y, envolviéndolo todo, una mezcla de heavy, punk y rock clásico. Pocos discos reflejan tan bien el momento y el lugar en el que fue gestado, y las vivencias de sus creadores: los años 80 pasaban su ecuador cuando unos chavales apenas en la veintena se buscaron y encontraron en Los Ángeles para vivir aquello de sexo, drogas y rock and roll elevado al cubo, contarlo en sus canciones y tratar de triunfar haciéndolo. Lo consiguieron: desde su publicación se han vendido más de 28 millones de ejemplares de Appetite for destruction, durante más de un lustro Guns N’ Roses reinaron en el rock de este planeta y este disco permanece como uno de los debuts más salvajes –por sus canciones y las historias que esconde– del rock.

Pero su estallido también fue el principio del fin: con su éxito masivo surgieron las rupturas, los egos exaltados, los desfases con las drogas y las apariciones en prensa no sólo por temas musicales… Y Guns N' Roses nunca ha llegado a superar la intensidad de este álbum. O como dijo el propio Axl Rose, vocalista y actual líder de la banda, en una entrevista para ROLLING STONE, en 1999: “Quizás éste acabe siendo el único álbum bueno que hagamos”.

ANTES DE ‘APPETITE FOR DESTRUCTION’
La historia de Axl Rose (William Bruce Roser, 1962, vocalista), Slash (Saul Hudson, 1965, guitarrista solista), Izzy Stradlin (Jeffrey Dean Isbell, 1962, guitarrista rítmico) Duff (Michael Andrew McKagan, 1964, bajista) y Steven Adler (1965, batería) no arrancó de forma muy diferente a la de miles de jóvenes en EE UU, en los hedonistas 80: unos descarriados ponen el punto de mira en Los Ángeles, la gran meca del rock entonces, donde se asientan para hacerse un hueco en este feudo gobernado por Mötley Crüe, Ratt o Poison, al frente de una larga lista de bandas que mezclaban el glam de los 70, el rock de estadio de Led Zeppelin y estribillos de pop pegadizo. Axl e Izzy eran dos emigrados del aburrimiento de Lafayette, Indiana, Duff, un gamberro criado con el punk rock y que había tocado en grupos de culto de este género (como los Fartz o Fastbacks), huía de la heroína que asfixiaba las calles de su ciudad, Seattle; mientras que Slash y Steven eran dos colegas de la infancia (aunque Slash pasó sus primeros años en Inglaterra) que, según Steven, desde los once años supieron lo que querían ser: estrellas del rock. En mayo de 1985 se produjo el encuentro mágico: tras coincidir nuestros protagonistas en bandas previas (Road Crew, Hollywood Rose…), tiene lugar el primer ensayo de la formación clásica de Guns N' Roses. “Al tocar el primer acorde sentimos que aquella era la banda que habíamos estado buscando”, contó Duff en una entrevista para ROLLING STONE, en 2007. No sólo ellos: en los primeros meses de vida su nombre corrió como la pólvora en los garitos angelinos.

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Izzy Stradlin, Duff McKagan, Axl Rose, Slash y Steven Adler, en su primera actuación como Guns N' Roses (6 de junio, de 1985).

Foto sacada del libro Reckless road.

LA INSPIRACIÓN PARA ‘APPETITE’
Pero lo que estos jovenzuelos se encontraron al sumergirse en Los Ángeles poco tenía que ver con las canciones sobre desparrames felices que cantaban los grupos de rock duro llenos de laca que allí triunfaban. Sí, había fiestas, chicas y desfase, pero también prostitutas, heroína (a la que abrazaron varios de los miembros del grupo) y violencia (“Aquí es posible asesinar” dijo Slash en una entrevista de la época). Los cinco vivieron como en una comuna anárquica y pobre estos dos años previos a la publicación de Appetite for destruction. Pasaron por un local de ensayo -en la esquina de Sunset Boulevard con Gardner Street, en Los Ángeles– donde también caían desplomados por sus cuelgues. Se alojaron durante un tiempo en una antigua propiedad del clásico cineasta Cecile B DeMille, y que el grupo se encargó de destrozar. Arnold Stiefel, mánager de la banda entonces, recuerda cómo le citó el casero, indignado por los desperfectos. “Casi me desmayé cuando lo vi. Estaba más allá de lo imaginable y no pude parar de reírme al verlo: habían arrancado los váteres y los habían tirado a través de las ventanas, había restos de caca en los lavabos y, esparcidos, trozos de hamburguesas, con moho y a medio comer”. Entre desfases con drogas, ligues con bailarinas de striptease y sin dinero para apenas comer surgió la inspiración para componer Appetite for destruction. El anhelado contrato para su primer álbum llegó en marzo de 1986.

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Guns N' Roses, dos años antes de grabar Appetite for destruction. Foto sacada del libro Reckless road.


LA GRABACIÓN: “NO” A PAUL STANLEY

El primer productor elegido para ponerse al mando Appetite for destruction fue Paul Stanley, de Kiss. No hubo química con la entonces desmaquillada estrella: al enseñarle los Guns unas maquetas que tenían grabadas, éste sugirió que añadieran unos coros en la canción Nightrain, para hacerla, según Stanley, más pegadiza. Por este motivo Axl, mosqueado, dejó de hablarle e incluso de mirarle. Slash, por su parte, no fue más benévolo con el pronto destituido productor y esparció rumores sobre la supuesta homosexualidad de éste (¿existe mayor castigo para una estrella mujeriega como el ligón de Kiss?). “Sí, eran despojos drogadictos, pero eran unos despojos con disciplina”, recuerda Mike Clink, el productor finalmente elegido.
Algunas fuentes datan el inicio de la grabación en agosto de 1986, otras en enero de 1987.

En Clink se juntaban dos coordenadas claves en el sonido de Appetite for destruction: paciencia y una gran conocimiento de técnicas antiguas de grabación. Lo primero fue necesario para pulir el diamante en bruto que era la banda: de las jornadas de 18 horas de trabajo de Clink muchas fueron para que Axl descubriese que no sólo era bueno gritando y que tenía un registro de voz amplio, y por otro, para pulir los solos de Slash y encajarlos con las pegadizas melodías de la voz. Lo segundo lo utilizó para aplicar técnicas ya entonces arcaicas: Clink cortaba con una cuchilla las mejores tomas de las bobinas de grabación y requirió de cinco personas para ajustar, sobre la marcha, las subidas y bajadas de volumen al mezclar. El resultado del trabajo fue un sonido crudo a la vez que pulido, que sirvió de puente entre el rock domesticado de los 80 y el incipiente, y sucio, grunge que se haría con el mercado pocos años después. El presupuesto de grabación fue el equivalente a 276.000 euros.

LAS CANCIONES: HEROÍNA Y VINO BARATO

“Estábamos en el sótano de casa de mi madre, cogí mi guitarra y le dije a Axl: ‘Mira lo que he sacado’. Y le moló”, cuenta Slash sobre Welcome to the jungle, la canción que abre Appetite for destruction. Después, con la ayuda de Izzy y Duff finiquitaron uno de los arranques más potentes y reconocibles en la historia del rock. A partir de ahí, las influencias del heavy, el punk y el rock clásico se entrelazan en historias tan crudas -muchas eran experiencias vividas- como la música que las envuelve. Nightrain era el vino barato que la banda bebía en sus infinitas juergas; Mr. Brownstone refleja la lucha con la heroína de Izzy (“Está llamando a mi puerta y no me deja en paz”, dice, en inglés, parte de su letra); en Out ta get me Axl narra desgarrado sus problemas con la ley en su Indiana natal; y My Michelle va sobre una novia que tuvo Axl, Michelle Young, que le pidió que escribiera una canción sobre ella tras escuchar Your song, de Elton John, en la radio. Como un diario salvaje.




weet child O' Mine, el número uno que nació por una casualidad.

El único single que la banda ha tenido en el número uno de singles en EE UU hasta hoy, y que es una de las canciones más reconocidas de este álbum, nació de la casualidad. Slash estaba tocando lo que, en sus palabras, “era un ejercicio de guitarra tontorrón”, mientras Izzy le acompañaba con unos acordes. Lo que no sabían era que en la planta de arriba, en la ex casa de Cecile B DeMille, Axl les escuchaba y
ponía letra para Sweet child O'Mine. Aunque la historia más morbosa lo esconde el tema que cierra el disco, Roquet queen. Los gemidos que se escuchan en medio de la canción son reales: Axl estaba grabando voces, mientras Adriana, de 19 años, se frotaba con él. Los técnicos no dieron al botón de stop mientras el ambiente subía de tono entre la improvisada pareja.“Venga, Adriana, haz que sea de verdad”. Las palabras de Axl fueron órdenes para la joven: los dos acabaron montándoselo ahí mismo y los gemidos de la joven quedaron inmortalizados para siempre. “Hubiese hecho cualquier cosa por Axl, era mágico”, dice Adriana Smith ahora, ya cuarentona, que entonces quiso vengar las infidelidades de su novio. Nada que no fuese extremadamente extraordinario si éste no hubiese sido Steven Adler, el batería de la banda. La cosa iba de excesos hemos dicho. Appetite for destruction llegó a las tiendas en julio de 1987.




Sweet child O' Mine, el número uno que nació por una casualidad.El único single que la banda ha tenido en el número uno de singles en EE UU hasta hoy, y que es una de las canciones más reconocidas de este álbum, nació de la casualidad. Slash estaba tocando lo que, en sus palabras, “era un ejercicio de guitarra tontorrón”, mientras Izzy le acompañaba con unos acordes. Lo que no sabían era que en la planta de arriba, en la ex casa de Cecile B DeMille, Axl les escuchaba y ponía letra para Sweet child O'Mine. Aunque la historia más morbosa lo esconde el tema que cierra el disco, Roquet queen. Los gemidos que se escuchan en medio de la canción son reales: Axl estaba grabando voces, mientras Adriana, de 19 años, se frotaba con él. Los técnicos no dieron al botón de stop mientras el ambiente subía de tono entre la improvisada pareja.“Venga, Adriana, haz que sea de verdad”. Las palabras de Axl fueron órdenes para la joven: los dos acabaron montándoselo ahí mismo y los gemidos de la joven quedaron inmortalizados para siempre. “Hubiese hecho cualquier cosa por Axl, era mágico”, dice Adriana Smith ahora, ya cuarentona, que entonces quiso vengar las infidelidades de su novio. Nada que no fuese extremadamente extraordinario si éste no hubiese sido Steven Adler, el batería de la banda. La cosa iba de excesos hemos dicho. Appetite for destruction llegó a las tiendas en julio de 1987.




A partir del minuto 2.30 se escuchan los gemidos de Adriana y Axl, en Roquet queen.

LAS CONSECUENCIAS
Una madrugada de domingo, en diciembre de 1987, fue decisiva para catapultar al estrellato a Appetite for destruction. A las cuatro de la mañana se emitió por primera vez el vídeo musical de Welcome to the jungle, en MTV, cadena musical entonces determinante para el ascenso de un grupo. El fenómeno fue similar a cuando Elvis Presley sonó por primera vez en la radio, en los 50, o la primera aparición de los Beatles, en los 60, en el programa de televisión de Ed Sullivan: las peticiones para que se emitiera de nuevo el vídeo no cesaron y el efecto dominó hizo que los 200.000 ejemplares que se habían vendido hasta entonces se multiplicaron vertiginosamente. Como en tantos aspectos relacionados con esta banda no faltó polémica: la portada original, hecha por el artista Robert Williams, con un robot que acaba de violar a una chica, fue cambiada por una cruz con las cabezas de los miembros de la banda. 23 años después de salir, lo salvaje de sus canciones y sus historias se extiende a las cifras: Appetite for destruction lleva más de 28 millones de ejemplares vendidos a día de hoy.

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Así iba a ser la portada de Appetite for destruction. Pero se censuró.


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Portada definitiva de Appetite for destruction.




viernes, 22 de octubre de 2010

MTV

MTV confunde a Black Keys con Black Eyed Peas

Otorgó al grupo ‘indie’ el premio al vídeo más rompedor y en la placa se podía leer: Black Eyed Peas. Por ‘Rolling Stone’

MTV confunde a Black Keys con Black Eyed Peas

Este es el premio con la placa errónea. En lugar de poner Black Keys pone Black Eyed Peas.

El pasado 15 de octubre los Black Keys recibieron por correo su estatua de los MTV Video Music Awards, y cual fue su sorpresa cuando descubrieron que la cadena había cometido un grave error: en la placa, en lugar de poner Black Keys se leía Black Eyed Peas, que ni siquiera estaban nominados. Sin duda, les confundió el “black”. “Es propio en nosotros que cuando ganamos nuestro primer premio esté mal escrito”, bromea el batería de los Keys, Patrick Carney. “Esta no es la primera vez que Black Eyes Peas fastidian algo nuestro”, afirma el batería del grupo indie de Ohio, que bien poco tiene que ver con la ultracomercial y megafamosa banda de Fergie y will.i.am. “En 2003 la MTV emitió nuestro vídeo en el programa TRL, Set you free, bajo el nombre de Black Eyed Peas. Esperamos ganar su Grammy alguna vez. No es que nos importe mucho, pero sería gracioso”, declara el batería a ROLING STONE. El galardón que la MTV concedió a Black Keys fue al vídeo más rompedor por Tighten Up. Lo dejamos para que lo veáis. No os lo perdáis porque el muy chulo. El batería es el de las gafas:



jueves, 21 de octubre de 2010

Bon Jovi ♫

cheque rollingstone.es , muy bueno0o

¿Se merece Bon Jovi el premio ‘Icono Global’ de la MTV?

La cadena musical entregará el galardón en una gala en Madrid por ser “una de las bandas de rock más queridas y con mayor influencia durante los últimos 30 años”. Presentamos cinco razones por las que esta es una decisión equivocada. Por Ivar Muñoz-Rojas

¿Se merece Bon Jovi el premio ‘Icono Global’ de la MTV?

“Es indudable que Bon Jovi ha alcanzado un estatus icónico a nivel mundial como una de las bandas de rock más conocidas, más queridas y con mayor influencia durante los últimos 30 años". Con estas palabras se refiere el Vicepresidente Ejecutivo del área de Música y Talento de MTV, Bruce Gillmer, al grupo que recibirá el premio ‘Icono Global’ en Madrid, el próximo 7 de noviembre, en una gala que organiza en España la cadena de música que encabeza este magnate. Éste argumenta que el galardón, el primero que da la marca multinacional en su historia, se le brinda a los de Nueva Jersey porque, en sus palabras, “durante años, MTV y Bon Jovi han brindado a sus seguidores experiencias únicas e increíbles”. La banda vendrá a la capital para recoger este reconocimiento de espíritu tan grande como abierto. Pero, ¿es merecido? Aquí damos cinco argumentos en contra de esta decisión.

1. Sus mejores momentos fueron hace casi 30 años. Lo vimos en su paso por el festival Rock in Rio Madrid 2010, el pasado junio: un concierto de Bon Jovi ahora es como Jacuzzi al pasado, esa película en la que unos colegas de pronto se ven en un inesperado viaje a los 80. Esto es: cuando la banda ataca en vivo con Runaway o Bad medicine -aquellos éxitos de los ochenta llenos de laca, energía y buenas melodías– los gritos del público se quintuplican; cuando interpretan canciones recientes los espectadores se apagan. Bon Jovi quedó desligado de la realidad y del presente en el mismo momento que se cortó las greñas para su álbum Keep the faith, de 1992.






2. Tienen canciones demasiado parecidas entre sí. Vale, durante los 90 Bon Jovi se mantuvo en las listas de ventas, dirán los más talibanes en esta materia, pero siempre fue la balada meliflua la que en aquella etapa dio éxito al grupo (y algo de cirugía, habrá que suponer). ¿Cuántos serían capaces de diferenciar Bed of roses de Always, sus mayores éxitos de entonces, en cinco segundos? Porque, además de melodramáticas y eternas, sus baladas son muy parecidas entre sí. Y no vale mencionar como ejemplo de éxito movido, revitalizante y reciente a It’s my life, de su álbum Crush: marcha tiene, pero ya cuenta con diez años y su arranque, con vocoder (el cacharro que robotiza la voz humana), es calcado al de Livin’ on a prayer, su mayor éxito (catorce años más joven).








Bon Jovi siempre quiso a su público hispano y le regaló esta balada, Bed of roses, traducida al castellano.

3. Decir que te gusta Bon Jovi es marginal. Con esta banda de maduros pasa como con antiguos súper ventas como Roxette, Bryan Adams o, a nivel nacional, Modestia Aparte: los tiempos cambiaron (como decían en uno de sus mayores éxitos Celtas Cortos, otros que entrarían en esta categoría), y Bon Jovi dejó de tener un halo molón hace mucho. Un ejemplo material: en H&M podemos comprar camisetas con aire vintage de otras glorias como Guns N’ Roses, Motörhead o Madonna; no de nuestros protagonistas, en cambio. Aquel teorema de que en la moda todo es cíclico se rompe con Bon Jovi y sus 120 millones de discos vendidos. Por cierto, ¿cuántas bandas actuales mencionan a Bon Jovi como una influencia principal?


4. El 50% del grupo sigue siendo desconocido para las masas. Bon Jovi es un claro ejemplo de metonimia, aquella figura lingüística con la que convertimos la parte por el todo (por ejemplo, decimos lavar el coche cuando nos referimos a su carrocería). Al igual que no sabemos si Jarabe de Palo es Pau Donés o la banda de éste, o si Revolver es lo mismo o no que Carlos Goñi, para muchos no iniciados Bon Jovi es sinónimo de su rubiales y guaperas cantante, Jon Bon Jovi, de 48 años. Y esto es un error: detrás de este nombre hay cinco personas. Aunque cierto es que Tico Torres (57, batería) o David Bryan (48, teclista), que han estado en las filas del grupo desde sus inicios, se podrían pasear tranquilamente, y en hora punta, por la Gran Vía madrileña sin que nadie les reconociese. Y eso no es propio de un icono.

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Él también es Bon Jovi. En la foto, Tico Torres (batería).

5. Son el peor icono de la historia. Y hablando de iconos: el símbolo que representa a la banda y que sale en la portada de Have a nice day (su noveno disco con canciones nuevas, de 2005) es un sinsentido incluso mayor que, por ejemplo, el nombre de Metallica sin sus flechas (como lo presentó la banda en Load, álbum de 1996). En el vídeo musical del tema que da título a este trabajo unos adolescentes inundan, con sprays y pegatinas, su ciudad (como hicieron, pero en la realidad, los punks de Black Flag en Los Angeles, a principios de los 80). Todo acaba con un concierto desparramado, imprevisto, que sonroja un poco y que produce una sensación parecida a la de ver a tu madre con dos copas de más en Nochevieja. Y eso tampoco es digno de un icono.

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Fe de erratas: Efectivamente, como decís en varios comentarios, el efecto que se escucha en los arranques de las canciones It’s my life y Livin’ on a prayer no está hecho con un vocoder sino con un talk box. Por otro lado, para evitar confusiones a las que induzca el texto, al logotipo al que nos referimos es únicamente el que Bon Jovi usó con su álbum Have a nice day, que no es el único que ha utilizado la banda: su clásico corazón atravesado por una daga sigue siendo una seña de identidad del grupo.



domingo, 10 de octubre de 2010

Revista Rolling Sotne Axl Rose

Especiales REPORTAJE

Lo peor (y lo mejor) del Axl Rose 2010

Guns N' Roses inicia este sábado su gira española (cuatro fechas). Repasamos el estado de su cantante, las cosas que todavía nos emocionan y las que son detestables, para que prepares sus conciertos. Por 'Rolling Stone'

Lo peor (y lo mejor) del Axl Rose 2010

Para mal o para bien, Axl Rose (48 años) vuelve a España. El único miembro original de Guns N' Roses actúa, con lo que queda de la banda, este sábado 9 de octubre en Madrid; el 10 en San Sebastián y dos semanas después Zaragoza (23) y Barcelona (24). ¿Será un éxito o un rotundo fracaso? Las últimas noticias sobre Axl no son alentadoras. Así que te ofrecemos las claves de lo que te puede encontrar en sus conciertos. Lo bueno y lo malo del Axl Rose de 2010.


LO PEOR
1. Axl, de cabreo fácil.
Ni se te ocurra tirar un chicle al escenario. Recientemente, en su concierto de Dublín, y tras aparecer una hora tarde, alguien tiró una botella al escenario y Axl suspendió el concierto. Dos horas después volvieron de malas pulgas. Pero el daño estaba hecho: muchos habían abandonado el lugar. Nada que ver con el pasado, cuando Axl se lanzaba a la cabeza del espectador que se atrevía a insultarlo, como puedes ver en el vídeo de abajo. ¿Está la fiera algo domesticada?


2. No aparece nunca a la hora en punto. Sería un milagro si sus conciertos en España comienzan a su hora. Axl mantiene el feo vicio de las estrellas de rock de hacer esperar al público. ¿Por qué? Porque sí y ya está. En su última visita a Madrid cuentan que estaba en el baño del hotel mientras el público le esperaba. Llegó dos horas tarde.


3. Ha ganado peso. Quizá sea por la postura, o por el viento, pero las últimas fotos de Axl Rose son un poco descorazonadoras. En un reciente concierto en Uruguay el público lo recibió con un "ole, ole, gordooooo".

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4.- Dj Ashba, su nuevo guitarrista, no tiene el talento de Slash. Vale, quizá Slash no sea el guitarrista más virguero del mundo, pero si algo tenía (y lo conserva) es actitud. Su sustituto, un tipo que se hace llamar DJ Ashba, no sólo tiene la imagen de un componente de HIM sino además se dedica a grabar sus vídeos durante la gira de GN’R. ¿No te das cuenta chaval de que así se pierde la magia? Por cierto, Axl llamó a Slash "cáncer".


5.- No concede entrevistas. Desde su regreso con el irregular (aunque salvable) Chinese democracy Axl Rose se ha negado a hablar con la prensa. Sólo ha concedido dos entrevistas. Una por email y otra a un viejo amigo del grupo. La idea no está mal: así se evita responder siempre a la misma pregunta, pero también niega así el derecho a réplica y quizá es lo más parecido a una rueda de prensa sin preguntas. Aquí puedes leer en castellano la primera y la segunda entrevista por correo electrónico.


LO MEJOR
1. Axl mantiene su voz (casi intacta).
No canta como en 1998, pero todavía llega a las notas que la canción le exige y a los agudos pertinentes. Aquí puedes escuchar su canción Better, aunque se vean imágenes antiguas.




2. Axl se ha quitado las trenzas. ¿Quién demonios le dijo que esas trenzas le quedaban bien? Por suerte ya son historia. Gracias a Dios tampoco ha recuperado aquellos pantaloncitos blancos marcapaquete que tan mal le quedaban.

3. En directo hace una versión de AC/DC. Ya solía cantar Whole lotta Rosie con los antiguos Guns: ahora a recuperado este temón para su gira de 2010.





3. En sus conciertos hay pirotecnia. Por lo menos no se ha olvidado de la estética del escenario. Donde se ponga una buena explosión que se quite un solo de batería. Fuego y explosiones están garantizadas en esta gira de 2010. Además, su banda suena como un buen grupo de rock and roll. Quizá no conozcas a la mitad de la gente que está sobre el escenario, pero Axl no se ha rodeado de inútiles. Ya sea en un estadio o en un bar, GNR siguen siendo una gran banda. Aquí los puedes ver en un garito pequeño, durante un concierto sopresa a principios de año.






5. No está tan aislado como dicen. Ni tampoco es una extraterrestre, al estilo Michael Jackson. La prueba: Axl actualiza frecuentemente su Twitter.

Tom Petty: “Que se venda la marihuana en las farmacias”

Tom Petty, que el 20 de octubre cumple 60 años, está emocionado con su nuevo disco con los Heartbreakers. Se llama Mojo y de él dice Petty: “Éste es el primer álbum desde Wallflowers (1994) que realmente siento que podemos pasearlo y defenderlo en directo”, confiesa.

Es el álbum más tranquilo de la banda en años, contando con la maestría de la guitarra de Mike Campbell en First flash of freedom y con un rollo reggae en Don’t pull me over. Destaca Running man’s Bible, la oda de Petty a sus compañeros del pasado y del presente, en concreto al bajista Howie Epstein, que murió en 2003 de una supuesta sobredosis de heroína. Sin embargo, al final la canción habla de mantenerse unidos durante 35 años. “Va por la gloria y la supervivencia”, canta Petty. “Y seguir vivo, es la biblia del corredor”, añade

¿Por qué has decidido llamar a tu nuevo disco Mojo?
Sonaba bien, y era algo que estábamos buscando. Mudcrutch (2008) puso en marcha la idea de este disco, porque lo grabamos rápido. Para Mojo no hemos usado cascos: todos estábamos en la misma habitación e hicimos muy pocas pistas adicionales. Lo grabábamos en una o dos tomas. No podríamos haber hecho este disco en los ochenta.

Para mí, este disco transmite la sensación de estar huyendo, dejando atrás a los polis…
O dejando atrás a la vida misma. No lo establecí como tema, pero inevitablemente puedes ver un argumento que se cuela ahí. Pero me da vergüenza intentar intelectualizar mis cosas.

Háblame de la canción titulada Running man’s Bible.
Siempre he querido tratar la muerte de Howie [Epstein, bajista], y hay algo de eso en ese tema. Es una de esas canciones reveladoras. Simplemente se metió en mi cabeza un día. Estaba tocando la guitarra y empezó a salir y la escribí lo más rápido que pude.

En Don’t pull me over, cantas que la marihuana “debería ser legalizada”. ¿Estás de acuerdo con esto?
Bastante. Podríamos resolver muchos problemas con el dinero de los impuestos, y sus efectos beneficiosos sobre la salud están más que demostrados. Pretender que América no está consumiendo marihuana es ridículo, así que me alegro de haber metido esa declaración. Dicho esto, no veo bien lo de las tiendas de marihuana. ¿Por qué no se puede vender en las farmacias, como cualquier otro medicamento con receta?

Haces mención a un Oldsmobile 442 en Let yourself go. ¿Eres un aficionado a los coches clásicos?
La verdad es que no, pero sí tengo un 1/2 Mustang del 64. Si te soy sincero, en realidad es el coche de mi mujer. No me dejan conducir.

¿Eres un mal conductor?
Sí, he tenido un par de sustos, así que todo el mundo me ha pedido que no conduzca, y no lo hago. No he conducido en mucho tiempo.

¿Qué haces para matar el tiempo en la carretera, cuando estás de gira?
Aún no he resuelto ese problema. Veo un montón de películas antiguas: de detectives, y cine negro, y thriller francés, como El confidente y Ascensor para el cadalso.

¿Comes bien de gira?
Depende del lugar, claro. Si estamos en Texas o en el sur, nos traen barbacoa al avión y luego nos damos un banquete.

La banda parecía increíblemente unida cuando aparecisteis el otro día en el programa Saturday night live.
Estamos unidos por la causa. Respetamos a la banda como algo más importante que nuestros problemas individuales, y es absurdo, pero nos estamos llevando muy bien. Es un poco asqueroso ver a unos viejos tan contentos.


De acuerdo, quizá se hayan convertido en los Dire Straits del heavy metal. Pero, qué caray, siguen sonando robustos en su nuevo álbum, número uno en ventas en 21 países. Por Ivar Muñoz-Rojas

Iron Maiden es el sueño de cualquier compañía discográfica. La banda inglesa tiene una larga trayectoria (con éste son 15 álbumes de estudio publicados), no pasan eternidades entre disco y disco (rara vez más de tres años), viven ajenos a modas, dentro y fuera del mundo del heavy que les acuñó, y encima venden millones de discos –The final frontier se ha hecho con el uno en las listas de ventas de 21 países. Nada de terapeutas tratando de encender brasas donde no las hay (el propio Lars Ulrich, de Metallica, dice sentir vergüenza cuando ve Some kind of monster, el documental que refleja cómo su banda trata de reencontrarse con la ayuda de un terapeuta) ni tampoco de elaboradas campañas de márketing para convertir en fenómeno el lanzamiento de sus discos. Y, por encima de todo, mantienen el tipo, siempre con las mismas ropas tan imposiblemente horteras, tras 30 años de carrera desde su primer disco (la banda tardó cinco años en publicar su debut, Iron Maiden, de 1980). Unos currantes, vaya.

La presión judía obliga a cambiar ‘The Wall’, de Pink Floyd

Roger Waters modifica uno de los vídeos de su gira tras recibir acusaciones de antisemitismo. Por ‘Rolling Stone’

La presión judía obliga a cambiar ‘The Wall’, de Pink Floyd

Roger Waters celebra The wall, con gafas y gabardina negra.

Emitir imágenes de un bombardeo de estrellas de David seguido por otro de símbolos del dólar no es un gesto conciliador con los judíos. O al menos así lo considera la Liga Antidifamación, una influyente organización semita estadounidense. Lo explica su director, Abe Foxman: “Es indignante que Roger Waters haya yuxtapuesto signos como el de la estrella de David [símbolo del judaísmo] y el del dólar. Lanza un mensaje muy abierto que puede prestarse a comentarios malintencionados sobre los judíos y el dinero”.

En efecto, el Pink Floyd Roger Waters (67 años), de gira mundial con el 30 aniversario de The Wall, está adornando sus interpretaciones con gigantescas proyecciones visuales cargadas de sentido. Al tema Goodbye blue sky le acompañaba el vídeo de la polémica: una sucesión de bombardeos hecho a base de crucifijos, estrellas de David, signos del dólar, medias lunas islámicas y los logos de Mercedes y Shell Oil.

Roger Waters ha cedido a la presión y ahora es la marca de coches de lujo la que sucede a la estrella judía, como pudieron ver los asistentes a su actuación del pasado 6 de octubre en el Madison Square Garden de Nueva York. El músico no ha querido manifestarse sobre tal modificación, aunque en su momento subrayó que el orden de los dibujos era totalmente fortuito: “Da igual lo que vaya antes o después. Lo que intento expresar es cómo el bombardeo de conflictos religiosos, políticos y económicos al que nos someten, nos enfrenta terriblemente entre nosotros”

Dejamos el vídeo original. En el segundo 50, llueven los símbolos del judaísmo. Y segundos después, el dinero americano. ¿De verdad era para tanto?


Muere Solomon Burke, titán del soul de 200 kilos y 21 hijos

El rey del rock’n’soul fallece en el aeropuerto de Ámsterdam de un infarto al corazón. Fue una de las voces más geniales de la música negra, además de predicador, ex vagabundo y, durante años, injustamente olvidado. Por ‘Rolling Stone’


21 hijos, 69 nietos y 20 bisnietos lloran hoy la muerte de Solomon Burke, gigante de la música soul que fallecía esta mañana, a los 70 años, de un infarto al corazón, en el aeropuerto holandés de Schipol (Ámsterdam). Solomon, que tenía previsto un concierto el próximo 12 de octubre en la capital de Holanda, fue un ejemplo de magnificencia en todas sus vertientes. A la inmensa prole que deja atrás (gestada durante tres matrimonios), habría que añadir sus impresionantes 200 kilos de peso y su relevante legado a la música negra norteamericana.

Predicador de su propia iglesia (a los 7 años era sacerdote de una congregación evangélica fundada por sus abuelos en Filadelfia), su vida siempre fue una sucesión de contradicciones. De la mendicidad de su adolescencia a la opulencia impudorosa de sus últimos días. De su amistad con Malcolm X a actuar con su banda para el Ku Klux Clan en Misisipi. De su rutilante brío en los sesenta y los setenta como el rey rock’n’soul al ostracismo que lo cazó en los ochenta y del que más tarde regresaría gracias a la ayuda de Tom Waits, Van Morrison o Bob Dylan, quienes le cedieron sus composiciones para que les pusiera alma propia en el sobresaliente álbum Don’t give up on me (2002).
Se marcha una de las voces más mágicas de la música negra. Nothing’s impossible, de este mismo año, fue su último trabajo. Unos 200 kilos imposibles de olvidar.

Este es uno de sus temas de mayor éxito, Everybody needs somebody to love, canción principal de la película The Blues Brothers y versionada por los Rolling Stones. Eterna.

Guns N' Roses: impuntuales y farsantes en Madrid

Axl Rose y su séquito ofrece un espectáculo caricaturesco y con pocos momentos inspirados en el Palacio de Vistalegre. Tiene poco que ver con la banda original. Por Ivar Muñoz-Rojas

Guns N' Roses: impuntuales y farsantes en Madrid

Axl Rose, su fular y su gorro, anoche en Vistalegre.

Concierto: Guns N' Roses.
Lugar: Palacio Vistalegre, Madrid.
Fecha: 09/10/2010.
Precio: 55€.
Asistencia: 8.000 personas (casi lleno).

El espectáculo de Guns N' Roses de anoche en Madrid recordó a los Harlem Globetrotters, el equipo americano de baloncesto formado por jugadores hábiles, que exhibe mates imposibles y que no compite en ninguna liga. La banda de Axl Rose está formada por músicos virtuosos, pocos repertorios como el suyo, de más de dos horas y media largas, tienen tantos grandes éxitos y su actual gira viene ahora, dos años después de haber salido su último disco, Chinese democracy. Así es esta banda de Los Ángeles, o lo que queda ella: imprevisible y al margen de cualquier lógica o norma en el rock.

Hay que reconocerlo: tiene su morbo ir a ver a esta banda. En Dublín hace cinco semanas el excéntrico vocalista se largó del escenario porque le estaban tirando botellas, en París varios fans le abuchearon... La última gran estrella del rock seduce porque es imprevisible ( “yo he venido a ver si este tío la lía”, decía anoche Angy, la prota de la serie de televisión adolescente Física o Química, sentada en las gradas). Pero también resulta irritante por sus tardanzas: una hora y media transcurrió hasta que subió al escenario Axl, desde el fin de la actuación del telonero Sebastian Bach, el otrora sex symbol (por dos telediarios) del heavy junto a su ex banda Skid Row, de la que repasó sus mayores éxitos (Youth gone wild, Slave to the grind ...).

Sonaron los primeros acordes de Chinese democracy y ahí estaba al fin el único miembro de la formación original de Guns N' Roses. Una elección extraña este tema: hombre, podía haber empezado por una de sus canciones clásicas, que tiene muchas. El sonido no acompañó en el primer tramo y logró enterrar a Welcome to the jungle o It's so easy, las dos siguientes en el repertorio. Por suerte, los problemas se solucionaron y la voz de Axl dejó de flotar por encima de un batiburrillo de distorsión con eco. Sobre las tablas, estos Guns N' Roses de 2010 no tienen un atisbo de espontaneidad y los movimientos de los músicos parecen forzados, ensayados y caricaturescos: recuerdan a los melenudos virtuales que nos encontramos en el videojuego Guitar hero (alguno de los interminables e innecesarios solos de guitarra que sonaron a lo largo del concierto quedarían muy bien en este videojuego: ni Steve Vai, el virtuoso de la guitarra, en su peor onanismo).

Con las primeras notas de Sweet child o'mine la sensación de farsa fue inevitable: pocas melodías de guitarra van tan asociadas a un nombre como esta al de Slash. ¿Realmente cree DJ Ashba que por llevar un gorro y tocar con su instrumento por las rodillas los espectadores van a olvidar al carismático guitarrista original? Probablemente el joven contratado ni pinche ni corte: serán cosas de su jefe, Axl. Éste, por su parte, se mueve como Pedro por su casa. Está fondón, sí, pero cantó muy bien: mantiene intactas sus rabiosas estridencias, su seña de identidad, y pasa con increíble facilidad de los graves a los agudos, como antaño. Sus pintas en cambio han cambiado, aunque son igual de genuinas y horteras: las faldas escocesas y los pantalones cortos con los que lucía paquete los ha sustituido por americanas blancas y vaqueros rasgados de 300 euros. Ah, y ya no luce esas trenzas tan ridículas. La verdad es que su actual aspecto recuerda un poco al hortera de Kid Rock.

También hubo algún momento inspirado. Cuando Axl se sentó al piano para interpretar November rain evocó, sonriente, aquellos días en que la banda más macarra del mundo también conquistaba las carpetas de quinceañeras (que ahora lucen a Miley Cyrus o Jonas Brothers). Y con You could be mine o Rocket queen la banda se acercó a lo que podría ser un verdadero regreso de Guns N' Roses. El grupo dio protagonismo al primer y célebre álbum del grupo, Appetite for destruction, de 1987, lo mejor recibido por el variopinto público, de 25 años para arriba, aunque con algún que otro adolescente suelto que no había nacido cuando este grupo era imparable. Los temas de cosecha más reciente (Sorry, Shackler's revenge...) fueron utilizados por más de uno para acercarse al baño o a las pobladas barras. Cosas de los conciertos de dos horas y media largas.

Con su versión de Knockin' on heavens door, de Dylan (incluida en Use your illusion II, de 1991) llegó la recta final y el momento para desempolvar los clichés del rock de estadio: que estuviéramos en un recinto cubierto no fue impedimento para usar abundante pirotecnia. Su versión de Whole lotta Rosie, de AC/DC, estruendosa pero poco enérgica, dio pie a la despedida con Paradise city, durante la que Axl tuvo al recinto en sus manos, por algo es la canción que lanzó a la banda hace casi 25 años.

“Gracias”, dijo, en castellano, Axl Rose, terminado el concierto. Se dio la vuelta para salir del escenario y, entonces, retrocedió. Se dirigió al micrófono y parecía que iba a decir algo agradable... Pero simplemente le dio una patada al micrófono, sonó un golpe seco y se vio su mirada sonriente por las pantallas. Una extraña imagen final de un espectáculo más cercano a un circo que a un concierto de rock.

viernes, 8 de octubre de 2010

The Rolling Stones ♫ woau